Durante la primera quincena de noviembre la
inflación en el país rebasó el 7%, el dato más alto de los últimos 20 años
Nancy Román hurga en su monedero para
buscar el billete de 200 pesos completar la compra de verduras en uno de los
locales de la Central de Abasto. El reloj no marca aún las ocho de la mañana y
la mujer de 70 años ya tiene la mitad de la compra esa semana para su negocio de
comida. Patatas, tomates verdes y chiles serranos son algunos de los
ingredientes de esta semana. Ingredientes cuyos precios se han disparado. “De
15 días para acá ha sido horrible, por decir, ahora una caja de tomate te sale
en 850 pesos y hace dos meses estaba en unos 300 pesos y con eso nos dan en
toda la torre”, insiste.
Desde hace semanas a Román no le cuadran
las cuentas. El alza de los precios del jitomate, la papa o el chile serrano
choca con la caída en las ventas en su restaurante debido a la pandemia. Cuando
comenzó la crisis del coronavirus atendía hasta 240 clientes diarios ahora, en
promedio, llegan 70 personas por día a su negocio de comida. El bajón de
ingresos lo ha podido soportar, reconoce, porque no debe pagar renta. “Solo
queda aguantar, porque yo no puedo subir el precio de la comida, ni modo que le
diga al cliente que le cobraré dos pesos más”, comenta.
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Como ella, cerca de 500.000 personas acuden
diariamente desde la madrugada a la Central de Abasto, uno de los mercados más
grandes de América Latina, para cazar ofertas en frutas, verduras y hortalizas.
A lo largo de sus 327 hectáreas, amas de casa, comerciantes y mayoristas van a
la caza de los mejores precios, solamente para constatar lo que los indicadores
económicos han reportado desde el inicio del año: la escalada de la inflación
en México.
Durante la primera quincena de noviembre,
el alza de electricidad y alimentos empujó la inflación al 7,05%, la peor cifra
de los últimos 20 años, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(Inegi). Entre los alimentos que más han aumentado su precio en noviembre están
el tomate verde (42%), los chiles secos (19,7%), y el jitomate (,3,9%). En su
reporte sobre el indicador, la analista Gabriela Siller, de Banco Base, señaló
que la escalada de precios sigue superando las expectativas del mercado y
aumenta los riesgos para la recuperación económica de México. Al cierre del
año, los pronósticos de varios analistas apuntan a una inflación en 7,2%, lo que
sería el peor cierre desde diciembre de 2010.
Catalina Hernández, de 65 años, no tuvo que
revisar las estadísticas ni ver las noticias para saber que los precios de los
alimentos están en franca escalada. Como trabajadora de una recaudería (tienda
de verduras) es la encargada de comprar el producto para el negocio donde
trabaja en Los Reyes La Paz, al oriente de Ciudad de México. “Sí ha subido
bastante todo, tengo que gastar el doble, el tomate está bien caro. Los chiles
ahorita no han bajado, andan en 45,50 pesos, y el ajo anda en 60 pesos cuando
lo comprábamos en 20 o 15 pesos, hace como mes y medio”, refiere mientras elige
los mejores chiles para su negocio.
A unos metros de distancia, Carlos Méndez
le pide a uno de los vendedores que le surta cinco lechugas. Este hombre de 64
años acude diariamente al centro mayorista para comprar la mercancía para su
negocio en un mercado de Ciudad Azteca, en el Estado de México. En una libreta
gastada tiene el listado de la mercancía, que va marcado tan pronto culmina una
compra: brócoli, coliflor, zanahoria… solo este día su presupuesto rebasa los
3.500 pesos. “Se han puesto carísimos los alimentos desde la pandemia, pero
ahorita subieron más porque dicen que las heladas, pero eso dicen, y siempre
hay motivos para subirle. Ayer estaba a 50 pesos el medio manojo de cilantro,
ahorita está a 75 pesos”, lamenta.
Eustolia Silvestre, de 62 años, deberá
resignarse a llevar menos mercancía que lo que esperaba “porque no le alcanza”.
Acude a la Central de Abasto tres veces por semana para comprar los alimentos
para su puesto en un tianguis (mercado tradicional) en Los Reyes, La Paz. “El
brócoli está a 350 pesos la bolsa de 20 kilos, antes estaba a 100 a 200 pesos”,
afirma con la sonrisa en la boca y la mascarilla en la barbilla. Ante el alza
de los precios, ha preferido recortar sus compras: si previamente se llevaba 20
kilos de brócoli ahora solo 10 kilos. El tono neutro de su voz indica que ya
está resignada; también deberá ajustar a la baja sus compras de cilantro,
pápalo (hierba) y rábano.
Dos mujeres compran en la Central de Abasto
de Ciudad de México, el pasado 3 de noviembre.Dos mujeres compran en la Central
de Abasto de Ciudad de México, el pasado 3 de noviembre.Seila Montes
Javier Martínez, comerciante de elotes
(mazorca), reconoce que cada día es más difícil obtener ganancias porque a
ellos también les suben el precio de compra los agricultores. El vendedor, de
43 años, afirma que ha llegado a prestar mercancía a aquellos clientes que
ahora no pueden costearla. “En la Central de Abasto hoy está barato y mañana se
sube al doble, es como la marea. Ya llegando diciembre empieza a escasear el
elote porque aquí alrededor de la Ciudad de México vienen elotes de Coahuila,
de Monterrey, entonces lo que paga es el traslado y como no hay mucho pues se
dobletea a 50 o 60 pesos”, explica.
Mientras el debate sobre la evolución de
los precios continúa dominando en los grandes bancos centrales, incluido
México, en el día a día, millones de amas de casa, comerciantes y vendedores
mayoristas siguen haciendo malabares, cálculos y reajustes a su presupuesto
familiar y comercial para hacer rendir su gasto.
https://elpais.com/economia/negocios/2021-11-28/el-drama-de-la-escalada-de-los-precios-en-mexico-se-han-puesto-carisimos-los-alimentos-desde-la-pandemia.html
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