Muchas cosas no van a cambiar. Los consumidores seguirán queriendo precios bajos (especialmente en una recesión) y las empresas no podrán cobrar más solo porque fabrican en mercados domésticos de mayor costo. La competencia se asegurará de eso. Además, la presión para operar de manera eficiente y utilizar el capital y la capacidad de fabricación con frugalidad seguirá siendo implacable.
El desafío para las empresas será hacer que
sus cadenas de suministro sean más resistentes sin debilitar su competitividad.
Para enfrentar ese desafío, los gerentes primero deben comprender sus
vulnerabilidades y luego considerar una serie de pasos, algunos de los cuales
deberían haber tomado mucho antes de que ocurriera la pandemia.
https://hbr.org/2020/09/global-supply-chains-in-a-post-pandemic-world

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